Casi todo el mundo involucrado en el diseño piensa que la señalización estandarizada del metro de Nueva York está íntegramente realizada en Helvetica. Este pensamiento generalizado toma mucha más fuerza después de visualizar el reciente y grandísimo documental “Helvetica, the movie” donde se expone como una verdad absoluta que la señalización del metro de NY está realizada integramente en helvética.
Un reciente estudio realizado por Paul Shaw para la Aiga desmiente estas afirmaciones y realiza un magnífico viaje por la historia tipográfica del suburbano newyorkino.
El laberinto.
Cualquiera que haya visitado Nueva York puede darse cuenta de la locura laberíntica que supone viajar por él. Esta complejidad se debe entre otras cosas a que inicialmente el sistema estaba compuesto de varios sistemas de rail independientes según el barrio.
Las primeras señalizaciones fueron creadas por Heins & LaFarge arquitectos en 1908 de uno de los sistemas (IRT), que crearon señalización en forma de mosaicos con azulejos. A lo largo de los años hasta aproximadamente 1950 se mantuvo este tipo de señalización con bastante variedad tipográfica.
Llegados a los años 50, se comenzaron a añadir con motivo de ampliaciones señales con diseños en porcelana o sobre placas metálicas con pintura aplicada a mano utilizando principalemente el blanco y negro. A las señales direccionales e indicatorias se sumaron señales con prohibiciones, como no fumar o prohibido animales.
Llegar al orden a partir del caos.
Todo el caos que fue surgiendo finalmente fué divisado y se aceptó una proposición de George Salomon, tipógrafo y diseñador en Appleton, Parsons & Co. el cual realizó un manual en el que principalmente se intentaba unificar todo aquello utilizando sobre fondo negro y destacando colores la tipografía que el consideraba la más legible del momento Futura Demibold. Su propio manual confeccionado a partir del estudio indicaba que estos cambios debían ser realizado rápido por el bien de los usuarios del metro.
De todas las ideas del visionario Salomon solo fué tomada en serio una propuesta que realizó para el mapa.
Señalización en los años 60
Durante los años sesenta todos los suburbanos del mundo, especialmente los europeos, comenzaron a realizar un rediseño de su señalización y a dejar de lado todo el caos que se había ido acumulando.
El principal ejemplo de este cambio de 180 grados fué el de la ciudad de Milán en el que se empleó por primera vez Helvética. Para el metro de París, Adrian Frutiger confeccionó una tipografía hecha a medida “metro” basada en la conocida univers.
En 1965 Massimo Vignelli, se movió de Milán a Nueva York para trabajar en Unimark International la que finalmente y tras la recomendación del MoMa fué seleccionada para el rediseño de la imagen del metro.
Estos intentaron en un primer momento incluir Helvetica para la señalización, pero sin ningun sentido aparente no se aceptó el uso de la tipografía para este fín. (en la película de Helvetica podemos ver la historia de Helvetica Juggernaut que desarolla mucho el tema).
Debido a todos los problemas que hubo al intentar conseguir los permisos para implantarla, finalmente la empresa Unimark apoyada por el peso pesado Bob Noorda decidió utilizar Standard en contra de Vignelli que apoyaba las grandes virtudes de Helvética. Años después tuvieron la oportunidad de cambiarla por Helvetica pero según se dice estaban tan ocupados para controlar las producciones y las colocaciones en los espacios que no tuvieron tiempo de seleccionar correctamente la tipografía a utilizar.
Los años setenta y el graffiti
La explosión de graffiti en el metro de Nueva York, era una corriente que preocupaba enormente a Vignelli por lo desvirtuada que estaba quedando su señalización que tenía su base en fondo blanco.
Para poder combatir contra esto y para poder añadir una legibilidad extra se decidió invertir los colores de la señalización a tipografía blanca sobre fondo negro. Se fué incorporando Helvética.
Actualidad
Supuestamente esta tipografía debería ser respetada como la forma final y única de señalización para el metro, toda esta información sería recogida en un manual que no fue extrictamente respetado con el paso de los años.